Tras dos reuniones informales, la Dirección de la Empresa nos comunicó,
el pasado jueves 7 de junio, que interrumpía las negociaciones, debido al
aumento de pedidos que estaba experimentando desde el pasado mes de Abril.
La realidad
es que era difícil mantener la necesidad de una propuesta de reducción de
jornada cuando se hace evidente que no concurren las causas alegadas por la
Empresa para aplicar dicha propuesta.
Pero, ¿qué ha pasado para que
después de dos reuniones con el “especialista”,
la Empresa haya decidido retirar la propuesta y suspender las
negociaciones?
Si hacemos caso a las palabras
de la Dirección, la causa se deberían a dos motivos: por un lado un aumento
inesperado de pedidos y, por otro lado, el deseo de la misma de no crear
angustia innecesaria entre los trabajadores.
Para nosotros, las causas son
de otra índole:
·
El no aceptar sin más, sin verificar, las causas
económicas alegadas por la Empresa.
·
La solicitud de información, incomoda pero vital, para
conocer la realidad económica de la empresa (salarios de la Alta Dirección y
todo lo relacionado con la información financiera), que finalmente no quisieron
facilitar y a la que están obligados durante el proceso de negociación.
·
La información precisa de los pedidos “inesperados”,
su cuantía y el impacto sobre las previsiones económicas que les había llevado
a plantear la propuesta de ERE Temporal.
Esto es realmente lo que ha
hecho que la Empresa dé marcha atrás en sus planteamientos iníciales.
Pero para ello ha sido
necesario tener claro, desde el principio por parte del Comité, que si no había
motivos reales no nos íbamos ha corresponsabilizar con una práctica fraudulenta,
que consiste en reducir costos empresariales a cargo de consumir nuestro propio
paro y reducir el de las personas realmente desempleadas.
Si hubiéramos aceptado los
argumentos de la Empresa sin más, si hubiéramos propuesto a la plantilla firmar
un acuerdo en estas condiciones, este mismo argumento hubiera podido servir
para que la Empresa propusiera y
aplicara nuevas medidas futuras en torno a ese supuesto.
Esto nos demuestra que, lejos
de lo que nos dicen casi siempre, es peor aceptar lo menos malo, que siempre es
mejor revelarse si vislumbramos que las causas esgrimidas no son ciertas o son
injustas, y que no es cierto que no se pueda hacer nada contra estas
propuestas.
Pero no nos engañemos, aunque
estamos satisfechos de este desenlace temporal, las negociaciones sólo están
interrumpidas, de momento, y nadie nos garantiza que no vuelvan a proponer
nuevamente medidas de este tipo.
Mientras nuestros salarios
estén por encima de la media del sector, un sector donde TITAN cada vez esta
más sola y mejor situada, tendremos un problema porque la lógica de la
competencia entre empresarios nivela siempre los salarios a la baja.
Por eso, cada lucha, cada
victoria por pequeña que sea, nos hace más fuertes y nos sitúa en mejores
circunstancias para el siguiente ataque.
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