Cuando todavía la
reforma laboral se encuentra en fase de tramitación parlamentaria, cuando aun se están
debatiendo modificaciones, y se especula con la más que posible inconstitucionalidad de varios de sus
artículos más regresivos, nuestra empresa ya se apresura a aplicarla y anuncia su descuelgue
del Convenio General de la Industria Químicas
en dos de sus aspectos más importantes salarios y jornada de trabajo.
La no aplicación del
incremento salarial del 1,5% para el 2012 es un incumplimiento flagrante de un acuerdo
del convenio, firmado primero por la patronal del sector, Feique y CC.OO. y después por la
propia Empresa y el Cté Intercentos.
Si hasta ahora este convenio de mínimos era la máxima referencia
en lo concerniente a la regulación de nuestras relaciones laborales, este ha
sido rápidamente desechado por esta pésima reforma laboral que ya ha cosechado
una primera huelga general y que no será la última.
Aducen problema económicos para no respetar lo firmado, pero
admiten que la empresa no esta en crisis ni hay riesgo inminente de estarlo, es
más, saben que de este proceso saldrán más fuertes y con más cuota de mercado a
medida que la crisis, que acaba siendo un proceso de depuración, vaya eliminando
las empresas más pequeñas o menos competitivas.
Es obvio que la crisis añade dificultades al proceso de la
producción y a la venta
de cualquier mercancía, que la demanda es más irregular y que los procesos de circulación del capital se alargan más de lo normal, es
cierto que las empresas han de realizar más esfuerzos, dedicar más dinero de
sus reservas, pero eso no significa que estemos en peligro y mucho menos que
nuestros salarios sean lo culpables de estas dificultades.
Más bien este ambiente es utilizado como excusa para tratar de
reducir salarios y condiciones laborales aprovechando la confusión, el miedo y una la reforma laboral que permite estas medidas.
Pero donde ellos dicen descenso de ventas, nosotros vemos
resultados similares a los años 2003, 2004, 2005, anteriores al “pelotazo” del
2007. y que ellos mismos calificaban dichos resultados como muy positivos.
Donde ellos dicen descenso de la producción, nosotros vemos
descentralización de la producción y externalización de productos.
Donde ellos dicen costes salariales elevados nosotros vemos,
que la plantilla se ha reducido en más de cien personas por jubilación y no han
sido sustituidos.
Donde ellos dicen que en los últimos años los salarios han aumentado el 12%, nosotros vemos
que en los últimos años hemos sufrido un descenso continuado de nuestro poder
adquisitivo, y un expolio desbocado con
las últimas medidas económicas aprobadas ahora por Rajoy y antes con Zapatero.
Por eso rechazamos la congelación salarial y toda forma de
reducción de derechos como formula para abordar los problemas por los que
atraviesa la empresa, y nos opondremos a ella en la forma e intensidad que
entre todos decidamos, hay otras
partidas de gastos que revisar antes que tocar los salarios de los
trabajadores, hay otros caminos que no atentan a la estabilidad de las
relaciones entre trabajadores y empresa que es la verdadera garantía de futuro de nuestra empresa.