Ha pasado lo que muchos nos temíamos: los sindicatos han firmado un mal acuerdo sobre las pensiones.
Un mal acuerdo, lo reconozcan o no, los propios sindicatos (UGT y CCO), y después de haber estado semanas “negando y rechazando los argumentos del Gobierno, anunciando huelgas y movilizaciones y al final tras un mes de negociación y dialogo, han renunciado, han capitulado y han aceptado alargar la jubilación hasta los 67 años…han “tragado”.
Digan lo que digan, UGT y CCOO han tragado porque saben que este acuerdo supone globalmente un recorte puro y duro del gasto en pensiones o, lo que es lo mismo, una rebaja de éstas. A sabiendas de que “muchos trabajadores y trabajadoras no van poder llegar a cumplir los requisitos mínimos exigibles para tener derecho a una pensión. A sabiendas de que “no falta dinero” para atender las necesidades de la población, sino que “sobran ladrones”, especuladores, ventajistas.
Ellos, dicen, que es para que todos los trabajadores y trabajadoras tengan garantizado, en su momento, el acceso a una pensión, pero todos sabemos que es una nueva ofrenda a los mercados.
Es un mal acuerdo para UGT y CCOO, porque merma aun más se credibilidad, y para nosotros es un acuerdo nefasto. Estamos perdiendo empleo, perdemos poder adquisitivo, y ahora perdemos parte de nuestras pensiones.
Un mal acuerdo es peor que una derrota. Tras una derrota siempre queda la esperanza de recuperarse y volver a luchar por lo que uno cree que es justo.